España se despeña

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España se despeña.
Y la peña de España se apaña como puede.
España se despeña.
Y los señores de la patria
con patrañas acompañan sus campañas.

¿Por qué estimas que estamos así? ¿No estimas que es timo todo? ¿Es tema político, quizás? Quizá sí, quizá estamos tan fatal porque en posición fetal estamos todavía en lo que a política se refiere. La nuestra, ¿no es una política paleolítica que nos apalea y nos vapulea con sus poleas, que no da pelea ni palea los problemas de la gente? Así están las necesidades de la gente en manos de las necedades de los dirigentes, de esta clase dirigente que no dirige gente, digiere gente.

Gente y más gente en estado indigente. Peña de España, seamos inteligentes: ¿no es muy sugerente que nos recuerden lo inherentes que son las penurias de la gente?; ¿no será su manera de justificar un estado ausente? Si sabemos que es urgente cambiar el estado vigente no seamos agentes de este gobierno negligente. No seamos indulgentes, seamos exigentes, insurgentes, intransigentes con la clase dirigente. Nos necesitamos. Necesitamos gente, gente que no se escape por la tangente, gente con ideas divergentes quizá, pero con ansias convergentes, gente emergente para regentar un país con humanos referentes, un país y una sociedad diferente, deferente con su gente.

¿Qué le pasa y le pesa a España? ¿Qué le pasa y le pesa a la sociedad? Me niego a creer que la sociedad encuentra su saciedad en la suciedad. ¿No le faltan socios con seso, más que socios ociosos; socios activos, más que activistas arribistas, incongruentes congresistas y progresistas narcisistas y clasistas?

¿Qué nos pasa? ¿Qué nos pesa? ¿El tal capital, que nos decapita, que se mete en nuestro epitelio, en nuestro hueso occipital? Mientras el Buda de la vida sea el dinero, mal vamos, ¿o no han visto la vasta neurosis colectiva que recolectamos a diario? Nuestra neurosis es el euro cuando en nuestras neuronas se instaura. Horas y horas y horas en aras de euros y euros y euros; si pareciera que ahora el euro es nuestro aura. Y no es cuestión de saber si el euro está en su aurora o en su hora final; no es el euro el que nos dará aire, el euro más que aire provoca ira. Y hiere. Nuestro ahora no es el euro, nuestro ahora es airear nuestras áreas y arar en nosotros nuestro oro.

Por eso, España que te despeñas,
ya no más paños, alza los puños, muestra tus uñas.
Empuña tu empeño, tus sueños, tus años;
haz tus hazañas.