Hay hombres,
hay hembras,
hay hambres;
hay hambres,
hay hembras,
hay hombres.
Los hombres y las hembras son hambres;
decir “hombre” y decir “hembra”
es decir nombres.
Lo que nombra al hombre no es su miembro,
lo que nombra a la hembra no es su hoyo.
Tú, hombre,
¿no te oyes en la hembra?
Tú, hembra,
¿no te hallas en el hombre?
Lo que nombra al hombre no es su miembro;
hombres y hembras somos miembro y somos hoyo.
Tu miembro y mi miembro en la cavidad de la vida
y el gran miembro de la vida en nuestros hoyos.
El hombre es parte de la hembra,
la hembra es parte del hombre.
Los hombres y las hembras son hambres;
hay hambres,
no importa el nombre.
En la sombra del hombre cimbra la hembra,
en la sombra de la hembra cimbra el hombre.
Y en la siembra del hombre y de la hembra,
el asombro:
somos hambres,
somos hembras,
somos hombres.