¿Te harta este arte?

A ti, ¿el arte te harta? Si has ido a ver arte y te harta, y encima es un hurto, ¿sueles irte? Pues a mí sí me harta el arte, a veces. El mío. Pero lo malo es que no puedo irme, es como mi horma. Dicen que el arte es un arma, pues en mi caso quizá sea mi karmaY a ti, ¿te harta este arte?

texto
¿Te harta este arte
de lúdicos diques al habla ablandada
que en bloques te habla,
que abra mi ubre y enhebre en mi obra
estas híbridas frases con fuerza forzadas?
¿No te harta este arte de trémulas mulas,
gélidos lodos y báquicas vacas,
que evoca lo vacuo, se enfunda de hondo
y en rondas de rimas te enreda y se enrama?
¿No te harta este arte,
este tráfico estrófico en foco y sin foco,
esta tropa de tropos que atrapan al vuelo
abuelos y velos, alvéolos, labios, lavabos y lobos?
¿No te harta esta sarta desierta de ciertos criterios creativos coactivo-reactivos
que realzan, cohesionan, condicen, conducen, cooperan… co-ayudan…
y colindan con lindo?
¿No te harta que puje y empuje y repuje
estas páginas de un género en sí poco higiénico
que genero en generosas onerosas horas
quizá nada ajenas,
quizá enajenadas?
¿No te harta que pique y repique y repita
y me empaque y que peque de mucho y de poco,
que peque de macho y de menos,
de hombre, de hembra y de hambre,
de pico y de mocho?
¿No te enfada este enfoque fastuoso y astroso?
¿No te sofocan estos zafios enfoques sofistas?
¿No te hincha la aorta este arte que curto,

este arte coartado algo corto de vista?
¿No te satura que suture estas tiras de “tes”,
de “eres” y “eses” y con “zetas” te azote,
que te empape de “pes”, que te bañe de “eñes”,
que con “erres” te riegue, que con “jotas” te moje
y que cuando te seques te saque de quicio
con “cúes” y “úes” o caos de “oes”?

Si te harta, te entiendo.
Sé que es duro que diga “daga a dogo Diego”,
“trina trueno y trono”;
es duro que dure esta hora ahora
cuyos callos hallo y cuyos poros doro…
o adoro… o… moro.
Entiendo que si sabio desovo mis uvas
quizá una esquela esquelética alcanza,
que si sobra se embrea el brío y ya nada es sabroso
y entiendo que sobra.
Entiendo que tiendo a extenderme en mi darme
y que atando tantas tandas en tándem ya canso,
que si ato y ato y si sigo y sigo en un punto atosigo
y sé que lo hago.
¿Será por mi ego, será por mi ahogo?
¿Lo hago o me hace, lo llamo o me llama?
¿Será que este esquema es como mi escama,
mi cama, mi moco, mi meca, mi hamaca?
Mi moco, mi hamaca… Ya es chirla esta charla,
este monólogo lego, estos soliloquios de loco;
ya iré a ver si veo si encallo y me callo.

¿Cómo termino?
¿Con qué términos termino?
¿Qué dice mi térmica?
¿En “tes” me detengo, en “pes” y “eres” paro?
¿Termino con “emes”, termino con “enes”?
¿Por qué me limito, me limo, me ato?
¿Elijo alejarme de nuestro luengo lenguaje?
¿Elijo lijarlo? ¿O a qué se lo achaco?
¿Soy chico?
¿Me achica lo mucho y entonces lo hacho?
¿Soy duda y no ideo?
¿Soy dado a ser dar azorado, azaroso? ¿Soy dados?
¿Por qué no extermino estas termitas de términos
que selectas succionan mi dicción por secciones
y termino en términos amenos y humanos
y me vierto abierto, y despierto, y te abarco?

¿Por qué no decir mi decir, mi desear,
sin tanto rodeo ni al ruedo de ruidos arreados?
¿Por qué mis mociones son más y más masa
de musa gomosa y grumosa que engrano?
¿Por qué no me acciono y libero mis menciones?
¿Por qué no micciono noción de emociones?
¿Por qué me acorralo en rulos de “eles”,
de “elles”, de “efes”, de “ges”, “haches”, “jotas”?
¿Por qué digo “jota”
y después pienso “ojota”, “ojete”, “ojito”,
y encima lo escribo y lo acoto y lo acato?
¿Por qué no lo tacho en vez de techarlo,
por qué no reelijo, por qué no relajo?
¿Por qué texturizo pretextos de texto
que toco y retoco,
y mastico,
y escarbo,
y masturbo hasta que turba,
hasta que es torvo,
hasta que estorba,
y te excreto lo escrito y te lo orino hasta Urano?

Me fui de registro. Y no paro. ¿No te digo?
No sé sofrenarme y no ceso. Qué caso.
Me digo “¡mesura, mensura, cesuras!”,
mas sigue mi seso y me azuza mazazos;
macizos mazazos del pulso que impulsa

los ramos de rimas que amarran mis remos,
del pulso que impulsa las ramas de rimas
de rítmicos ecos que riman en ramos…

(¿Y un final algo lírico? ¿Un delirio de lírico?)

….de estos rítmicos ecos
que con néctar canoso y que nace conectan,
que de usos de manos comunes se munen,
que se internan sin retorno
en tácitas ternas taciturnas
y en cuaternas cuasi tiernas,
que de diurno se adornan
y se tornan
nocturnos.

Casi oliendo a lindo, fui hilando, ¿no?
Qué delicia… qué delicia del ocio… lacio y liso.
¿Coso oliendo a queso, acaso?
¿Qué delicia?
Qué de iluso.

Pero ya. Ya lo sé. Ya sé yo con qué sello estos yuyos:

Escruto lo escrito,
descarto, recorto,
transporto la parte que aporta
y la ensarto:

¿Te harta este arte?
Si te harta, te entiendo.

Con esto termino.

Y arremeto,
y remato.